Atronadores decibelios, chirriantes alaridos, infernales riffs, coplas infractoras de varias leyes...en definitiva, buena música.

martes, 7 de febrero de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XXXVI): JUDAS PRIEST - DEFENDERS OF THE FAITH (1984)




"¡No hablo de razones, hablo de fe!" era el argumento de mi amigo, al que llamaremos Mr.Hyundai, para defender a los Judas en una conversación algo acalorada (a decir verdad, toda conversación con Mr.Hyundai tiende a ser "algo acalorada" cuanto menos). A pesar de su empecinado argumento y su condición de judático sin remedio, tampoco faltaba a la verdad el buen hombre. Siempre he pensado que los buenos grupos de heavy metal se escuchan con el corazón y con las tripas y, en ese aspecto, Judas Priest ha sabido mejor que nadie llegar justo al centro más rápido que una bala. ¡Qué demonios! Es el grupo de metal espejo de todo aquel aficionado al género en mayor o menor grado.

Así pues, Defenders of the Faith es un disco que amén de cojonudo y fruto de una época de plenitud de la banda de Birmingham, es una obra que va a apelar a nuestros instintos melómanos más primarios sin pararnos en detalles: heavy metal de pata negra, alto en riffs y dobles solos y rico en gritos y alaridos metaleros.

A estas alturas poco vamos a decir de la banda: una sólida base rítmica con el sempiterno Ian Hill a las cuatro cuerdas, el polémico Dave Holland (anteriormente en Trapeze) a las baquetas por entonces y un espectacular monstruo guitarrero de cuatro manos llamado K.K. Downing y Glenn Tipton. A las voces, como no, una de las figuras más regias y majestuosas del metal: el señor Rob Halford. El título de Defensor de la Fe (Fidei Defensor) recayó en Inglaterra por primera vez sobre el rey Enrique VIII, no es casual por tanto que Rob Halford se apropie del título siendo como es todo un monarca metalero.

El sonido de este album continúa lo que empezó a fraguarse en British Steel y que ya cristalizó en Screaming for Vengeance, como nos muestra la acelerada y salvaje Freewheel Burning o como los Judas arrancan totalmente desbocados.

Los riffs pesados, contundentes y bastante macarras de magníficos clásicos como Jawbreaker y The Sentinel acompañan a la soberbia labor vocal de Halford, aguantando todo el rato su furia hasta que sabes que se va a desatar al animal. Por otra parte, también encontramos medios tiempos como en la gran Night Comes Down (con grandísimo trabajo melódico de Halford) o temas de corte más clásico como Rock Hard Ride Free y Some Heads Are Gonna Roll, también de gran categoría.

No nos podemos olvidar tampoco de un bombazo como Eat Me Alive, de temática cuasi-felatoria y que, como solía ser habitual por entonces, atrajo las atenciones e iras de la estirada Tipper Gore. Por otro lado, también encontramos otro clásico de la banda como es Love Bites, uno de los que , curiosamente, menos me gusta de la banda pues nunca me ha dicho gran cosa, francamente. La verdad es que no está mal, no es un mal tema, pero en mi opinión no tiene nada que hacer frente a otros de los muchos clásicos del grupo, algunos de los cuales en este mismo disco.

Un Heavy Duty a ritmo de bulldozer coronado con el cierre coral de Defenders of the Faith cierran este disco, concluyendo casi cuarenta minutos de altísimo nivel rockero.

Un imprescindible en la extensa y gran discografía de Judas Priest que además cuenta con una portada de lo más simpática, presentando al Metallian, criatura perteneciente a la mitología de los Judas. Y si aún tienen dudas, ya saben, es cuestión de dar un salto de fe.

Keep on rockin'!

JUDAS PRIEST - DEFENDERS OF THE FAITH


1. "Freewheel Burning"
2. "Jawbreaker"
3. "Rock Hard Ride Free"
4. "The Sentinel"
5. "Love Bites"
6. "Eat Me Alive"
7. "Some Heads Are Gonna Roll"
8. "Night Comes Down"
9. "Heavy Duty"
10. "Defenders of the Faith"

Rob Halford: Lead Vocals
Glenn Tipton: Lead Guitars
K.K. Downing: Lead Guitars
Ian Hill: Bass Guitar
Dave Holland: Drums

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