Atronadores decibelios, chirriantes alaridos, infernales riffs, coplas infractoras de varias leyes...en definitiva, buena música.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (VIII): LED ZEPPELIN - II (1969)




Ya iba siendo hora de dedicar unas líneas a los Zeppelin, otros indispensables de mi colección y, ni que decir tiene, grupo mayúsculo en cuanto a sonido, influencia, canciones y un sinfín de cualidades. Suelo ser bastante aleatorio a la hora de hacer estas reseñas, no sigo ningún criterio en especial, pero sí es verdad que en ocasiones recurro al primer disco que conseguí de tal o cual grupo posiblemente por constituir mis primeros recuerdos de dicho grupo y que me marcó sobremanera. Digo posiblemente porque ni siquiera yo se si es cierto, mas sea como fuere, mis primeros recuerdos zeppelinianos no pertenecen al Stairway to Heaven, sino a Whole Lotta Love.

Siempre me ha parecido este segundo álbum el definitorio del sonido Led Zeppelin puro, si es que existe como tal. El disco más heavy, el de los riffs más demoledores, baterías más contundentes y voces más afiladas. Y encima Jimi Page demuestra ser un productor bastante competente.

Es de mutuo acuerdo entre todos, que Led Zeppelin han sido y son los padres del rock duro y el metaleo que tendría que venir. Absolutamente cierto, claro. Generaciones posteriores que llegan hasta hoy no dejan de admirar e imitar desde el respeto a Jimi Page (dios de las seis cuerdas y genial compositor), John Bonham (salvaje maestro aporreador de parches), Robert Plant (modelo de frontman y excelente vocalista) y John Paul Jones (gran arreglista y sutil intérprete).

Como iba diciendo acerca del sonido LedZep, todo lo que hizo grande a esta banda está aquí: los riffs hardrockeros de Living Loving Maid, el brutal solo de Heartbreaker (que inspiraría, como ha reconocido, a un jóven Eddie Van Halen), la exhibición de baterías de Moby Dick sin renunciar a su herencia más folkie, con la preciosísima balada Thank You.

Mas a mi parecer, siempre me ha parecido uno de los mayores logros de Led Zeppelin el erigirse como padres del metal a base de endurecer el blues añejo que habían mamado toda su vida. Decía Kirk Hammett, y lo suscribo, que "Smokestack Lightning (Howling Wolf) era auténtico heavy metal, lo más heavy que se había hecho hasta la época" y, desde luego, Led Zeppelin supieron ver la faceta más heavy, si quieren llamarla así, del blues (y que los bluesmen eran más heavies que los propios heavies, pero eso es otra historia...). Así pues, los Zeppelin recuperan a Howling Wolf (The Lemon Song), Muddy Waters y Willy Dixon (Bring it on Home y Whole Lotta Love, que es también un regreso a su psicodelia).

Curioso es también que además de rescatar el pasado, Led Zeppelin también fueran pioneros en letras de temática tolkieniana, como es el caso de la genial Ramble On, anticipándose en décadas a grupos como Blind Guardian y oleadas de power metal. ¿Acaso pueden encontrar ustedes un disco que aunara de esta forma pasado y futuro, que fuera de los mejores discos de su año y que se convirtiera en una biblia del rock para la eternidad? Pues Led Zeppelin lo hicieron. Deléitense y suelten charcos de babas con este, su segundo disco.



Keep on rockin´!

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