Atronadores decibelios, chirriantes alaridos, infernales riffs, coplas infractoras de varias leyes...en definitiva, buena música.

viernes, 19 de agosto de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (VI): DIO - HOLY DIVER (1983)




Hay que ver, Ronnie. Podré perdonarte que sacaras cosas mediocres como el Magica aquel, o que no me dejaras celebrar la victoria liguera del Barça el día aquel, pero me costará perdonarte que te fueras de este mundo sin dejarme verte, cosa que sentí muchísimo. Sin duda, ninguno de nosotros, aficionados y fans, podíamos preveer un final tan abrupto a una trayectoria que incluía capítulos tan brillantes como Rainbow y Black Sabbath. Dio era más grande que la propia vida, no necesitó de modas para estar siempre ahí en el candelero, bien sonando en cualquier equipo de música o haciendo nuevas cosas, pues casi podría decirse que murió en el escenario.

Pero no vamos a escribir otro de los miles de panegíricos que hay escritos, y mejores, hacia su figura; hoy hablamos de su primer y genial trabajo en solitario (más o menos, Ronnie siempre consideró Dio como una banda), Holy Diver, un imprescindible del metal al que le tengo muchísimo cariño desde que me lo comprara por mi cumpleaños hace ya sus buenos años por 1.200 pesetas.

Holy Diver es un disco que no se anda con rodeos y va directo a la yugular y demás visceras. Después de haber trabajado con Blackmore y compañía, parece que Ronnie no era amigo de complicar las cosas y despegó en su primer vuelo en solitario con una formación básica pero eficiente y unos temas elegidos con buen tino.

Precisamente, la labor de director de orquesta de Dio es uno de los mejores puntos, no solo por elegir a sus antiguos camaradas de armas y ya veteranos Jimmy Bain y Vinnie Appice al bajo y a la batería respectivamente y a un joven Vivian Campbell a las seis cuerdas, sino que supo exprimirlos como nadie (en el caso de Campbell, nunca le he oído sonar mejor en su vida). Ojo que no solo actúan de acompañamiento, sino que participan activamente en la composición de los temas, incrementando esa sensación de grupo que tanto le debía gustar a RJD y que tan bien le funciona.

Respecto a los cortes del disco, ya hemos dicho que la banda aboga por lo directo y, aparentemente, sencillo. Tanto es así que los 9 temas que componen el disco podrían ser por separado 9 clásicos metaleros, desde el arrollador comienzo de Stand Up And Shout y su magnífico riff hasta el contundente final de Shame On The Night.

Este álbum tiene el sello de Dio presente en todo momento: sus letras, sus melodías, sus proezas vocales (discretas pero solemnes) y las intros atmosféricas con las que abre temas como Don't Talk To Strangers, Invisible y el tema que da título al propio disco, Holy Diver, todo un clásico por derecho.

También hay sitio para una de las baladas más brillantes que un servidor ha escuchado en la vida, Caught In The Middle, con un preciosísimo solo de Campbell, y esa explosión llamada Rainbow In The Dark, donde unas líneas de teclado y tres acordes son los principales ingredientes para uno de los mayores temazos de su carrera.

Para terminar, decir que he preferido obviar el trabajo de Ronnie James Dio porque poco hay que decir: simplemente es de sobresaliente, como ha demostrado en toda su carrera. Creo que muy pocas veces he visto a un cantante no flaquear casi ni un ápice y, de entre ellos, el primero en venirse a mi cabeza, siempre es Dio.

Ya hace algo más de un año que Ronnie se fue, pero su recuerdo siempre permanecerá, igual que este disco en mi estantería, con los ojos del diablo Murray mirándome fijamente desde la portada.





Keep on rockin'!

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