Atronadores decibelios, chirriantes alaridos, infernales riffs, coplas infractoras de varias leyes...en definitiva, buena música.

miércoles, 3 de agosto de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (I): QUEEN - A NIGHT AT THE OPERA



Empezamos este viaje por el cuarto album de Queen por varias razones: una de ellas sería por el referente musical que para mi ha supuesto el grupo británico desde que me enganchara a ellos y, a fe mía, no es el único caso ni mucho menos. Otra sería su indisctutible posición como uno de los discos más influyentes y representativos de Queen, opinión más o menos unánime.

Juzgar a un grupo como Queen debe ser difícil debido a su carrera tan larga como ecléctica, como en el caso del disco que nos ocupa, donde encontramos rock clásico, ora más macarra, ora más sofisticado, pop ñoño, charleston, folk espacial(!!), dixieland, metaleo, baladas...y el resultado final no solo no chirría sino que suena cojonudamente bien!!

Freddie, Brian, Roger y John. Los mismos cuatro tíos de siempre se encargan de todo, ya sean instrumentos más exóticos como los coros que hicieran falta. Todo un ejemplo del carácter participativo de los discos de Queen, donde cada miembro y sus inquietudes e ideas tenían sitio.

Así pues, en esta obra de Marxiano nombre, encontramos desde You're My Best Friend, tema popero convencional pero muy bien elaborado made in Deacon (quizás el corte que menos me gusta del disco), pasando por la rasgada y muy bluesera voz de Roger Taylor en el romance automovilístico de I'm in Love with My Car hasta los desfases de May y Mercury quienes, a mi parecer, toman las riendas del disco.

Quizás Brian y Freddie sean como los dos hemisferios del cerebro. Las ideas de May están perfectamente ordenadas y ejecutadas, funcionando a las mil maravillas, bien con el magnífico tema acústico '39, tocando el ukelele en Good Company, en maravillosos temas rockeros como Sweet Lady o The Prophet's Song y coronándose como Rey de las Sagradas Armonías interpretando el himno británico God Save The Queen.

El otro hemisferio, sería la desbocada y genial creatividad de Mercury, saltando desde el cachondo Lazing on a Sunday Afternoon y Seaside Rendezvous hasta cagarse en los muertos de más de uno con Death on Two Legs. Su estado vocal, ni que decir tiene, está de sobresaliente a lo largo de toda la obra.

Ahora bien, dejamos para el final la joya de la corona de la Reina. Hoy en día es fácil quemar una canción pero para mi siempre que suena Bohemian Rhapsody es un momento especial. Llamémosle opera-rock o no, Rhapsody no es de este mundo. Casi seis minutos de grandeza vocal, pianística y guitarrera tan bien enlazadas como en las mejores obras de arte, que, por si lo dudan, Bohemian Rhapsody lo es. La Capilla Sixtina del Rock.

Para terminar y como muestra del disco, Death on Two Legs, un recuerdo de que el mundo musical no es siempre días de vino y rosas, tan amargo como su guitarrera intro.



Y, por predecible que pueda ser, no podía evitar este otro...



Por último, para más información sobre este disco, no os perdáis el documental que le dedicó la genial serie Classic Albums. De los mejores de la ya por sí excelente serie.

Keep on rockin'!

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