Atronadores decibelios, chirriantes alaridos, infernales riffs, coplas infractoras de varias leyes...en definitiva, buena música.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

EN TECHNICOLOR: GEORGE HARRISON: LIVING IN A MATERIAL WORLD




Ayer por la tarde, Miss Marvel y yo terminamos de ver George Harrison: Living in the Material World tras tener que dividirlo en varias sesiones debido a su extensísimo metraje (208 minutos). Documental dedicado a la vida del beatle tímido que ya a priori se presentaba de lo más interesante no solo por el gran interés beatlemaníaco que profesamos Miss M. y yo sino porque está dirigido por uno de Martin Scorsese, uno de mis directores preferidos y que ya había demostrado anteriormente y con creces cómo se mueve en los terrenos del documental musical como es el caso de la genial The Last Waltz, donde presentaba la última gira de The Band (no he visto aún No Direction Home, ay!).

Siempre le tuve un cariño especial a George: guitarra solista, con su particular una visión del arte y la música, su manera en apariencia inocente de componer, sus otros proyectos más allá del Mersey...por ello, estaba más interesado en conocer más sobre el George artista inquieto y su particular mundo que en sus detalles más escabrosos y/o incluso el fenómeno fan que le rodeó a él y a sus compañeros. Afortunadamente, Scorsese ha buscado también lo primero alejándose de controversias y tratando la figura de Harrison con respeto y rigor, con un material fílmico que seguro que sorprenderá hasta al fan más resabiado.

Todos los testimonios presentados en este documental abordan todas las cuestiones relativas a George con gran naturalidad, hablando en ocasiones, aunque quizás sea impresión mía, como los propios personajes de Scorsese. Así pues, intervienen en este documental familiares como Olivia (principal impulsora y productora de este trabajo) y Dhani Harrison, viuda e hijo, respectivamente; y sus compañeros de batalla, tanto los ex-Beatles Paul y Ringo como Eric Clapton, Tom Petty y otros, revelan recuerdos e historias sobre George con cariño y admiración.

El trabajo de Scorsese tras la cámara es soberbio, como queda manifestado en momentos tan grandes como el genial montaje de imágenes y videos con Isn't It a Pity como base para narrar el tormentoso fin de su relación con Patty Boyd (sí, la Layla de Clapton) sin caer, como he insistido, en falso sensacionalismo. Scorsese sabe que George Harrison tiene una historia que contar, desgranando sus distintas etapas desde su infancia en Liverpool, el boom de la beatlemanía, su conexión con India, sus proyectos en solitario y los Traveling Wilburys e, incluso, su vertiente más relacionada al mundo del cine como productor de la genial La Vida de Brian, lo que da pie a interesantes declaraciones por parte del miembro de Monty Python Eric Idle. Es únicamente en los 20 minutos finales cuando Scorsese oscurece el tono, huyendo de cualquier elemento dramático, para bajar el telón final.

Grandísimo homenaje hecho con la mejor de las intenciones y que hará las delicias no solo de los más fieles en la fe Beatleiana. Contemplen al George Harrison compositor, intérprete, productor y artista tal y como imagino que siempre se quiso mostrar. Sin adulación barata ni melodrama forzado, All Things Must Pass y Scorsese lo entendió perfectamente.

Keep on rockin'!

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