Atronadores decibelios, chirriantes alaridos, infernales riffs, coplas infractoras de varias leyes...en definitiva, buena música.

lunes, 1 de abril de 2013

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (CXVI): BO DIDDLEY - IN THE SPOTLIGHT (1960)



Si el corazón del rock'n'roll quizás sea un tío y su guitarra, es una lección que aprendimos del señor Ellas Otha Bates, o McDaniel, o como lo conocemos todos, Bo Diddley, cuyo sobrenombre de The Originator es más que justo. Añádanle a ello una cachonda actitud egocéntrica, guitarras con forma de caja de bombones, un pegadizo ritmillo a lo hambone rural y un estilo, macarreo, actitud y clase sin precedentes y ni aún así podremos hacernos una idea de la magnitud de Diddley, para ello hace falta pegarle bien la oreja a su magnífica discografía, de entre la que hoy destacamos este genial In The Spotlight, que abre una decada que si bien no fue del todo bondadosa con la generación de Bo, sí que cuenta con los hijos musicales de Diddley como protagonistas de esta. Precisamente una de las razones por las que he optado por estrenar a Diddley en este blog con este álbum es por temas como el tema inicial Road Runner, auténtico himno que ha trascendido la suya y demás generaciones como así lo demuestran Stones, The Zombies, The Who, The Clash y demás. Es por este tipo de razones, en las que son las canciones las que hablan, por la que podemos decir que Bo Diddley era inmenso.

Una de las cosas que más me gustan y atraen de este álbum es ese aire de coña que siempre tienen las grabaciones de Diddley pero que en este caso me resultan más divertidas, pues decir "experimentales" me resultaría quizás demasiado, más aún con el sonido tan natural y "diddlyesco" que tiene todo el disco. Me refiero a esas leves variaciones de registro en cada tema que le dan más personalidad aún si cabe a cada corte del álbum, ahí tenemos desde el toque gospel de Let Me In al deje hawaiano de Limber, del paso a los 60 de la propia Road Runner a un tema más anclado en años anteriores como Deed And Deed I Do o la estupenda Walkin' And Talkin', donde todo funciona a la perfección, con sus magníficas melodías vocales, sus fantásticos coros y la sobria guitarra de Bo y su bendito twang. Sin dejar de lado incluso temas más baladeros como una gran Love Me.

Por lo demás, como iba diciendo, es un disco divertidísimo, como confirman la cachonda Story of Bo Diddley, instrumentales como Scuttle Bag (en la que el pillastre de Bo elimina de manera poco disimulada las letras de la posterior Live My Life), explosión de ritmos de la casa en Craw-Dad y un Signifying Blues de escándalo, claro que tampoco podía ser de otra forma, teniendo Diddley al lado a alguien situado entre lo más alto de mi panteón bluesero personal como es el bajista Willie Dixon.

Vale que el título de Ayatolá del rock'n'roll no es algo para conceder así a la ligera pero sin duda alguna podemos decir que Diddley es mucho más que un serio aspirante. ¡Con cuanta razón querían Jagger y Richards peregrinar a Chicago, a los estudios de Chess/Checker! Hablando de esto, por cierto, háganme caso y echen un vistazo al catálogo de Hoodoo Records, que están reeditando mucho material de estos titanes del rock a precios bastante atractivos y con gran sonido. Charcos de babas garantizados, oigan.

Keep on rockin'!



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